Germanio
Cuando Mendeleiev diseñó la Tabla Periódica de los Elementos -hacia 1870- muchos de ellos no habían sido aún descubiertos pero ello no impidió que en la casilla nº 32 previese un elemento hasta ese momento desconocido al que daría el nombre de Ekasilicio. Un elemento que dieciséis años después -en 1886- descubriría efectivamente el químico alemán C. Winkler ya que correspondía a un metal que se ajustaba a las propiedades pronosticadas para el Ekasilicio. Solo que decidió denominarle germanio en honor a su patria: Alemania (por su antiguo nombre en latín: Germania).
En todo caso nadie se preocupó demasiado por ese nuevo y escaso metal hasta 1948, año en el que un grupo de científicos de Bell Telephone en Estados Unidos descubrió que tenía notables propiedades semiconductoras por lo que pasó a utilizarse inmediatamente en la fabricación de los transistores y diodos que abrirían la puerta a la revolución de la electrónica y los ordenadores. De hecho facilitaría el salto cuántico que permitió que la electrónica cambiase nuestra concepción del mundo, del cálculo, de las comunicaciones y, en consecuencia, de la Economía e, incluso, de la Medicina ya que la gran mayoría de los actuales instrumentos quirúrgicos y de exploración clínica se basan en la digitalización electrónica de los procesos de visualización y análisis. Lo curioso es que las características intrínsecas del germanio no se alcanzaron a comprender hasta el desarrollo de la Física y la Mecánica Cuántica que ahora también sirven para reinterpretar muchos fenómenos biológicos que hasta hace bien poco eran difíciles de entender.
Pues bien, cuando Kazuhiko Asai observó que el germanio tiene 4 electrones externos –partículas de carga negativa pues- tan alejados del núcleo que basta la presencia cercana de cualquier otro átomo para que uno de ellos se desprenda creando un “agujero positivo” -es precisamente este efecto lo que confiere al germanio sus características de semiconductor- coligió que ello podía tener aplicación biológica si el germanio también atrajese a los iones de hidrógeno (partículas dotadas de carga positiva) ya que ello produciría en el organismo un efecto deshidrogenante. Es decir, disminuiría la acidez del cuerpo (no olvidemos que la acidez se debe a una alta concentración de iones de hidrógeno libres).
Más tarde comprobaría que el germanio en realidad actúa en los dos sentidos al ser tanto donador como receptor de electrones. Y que esa propiedad permite al organismo llegar a la homeostasis al usarlo según las necesidades de cada caso para recuperar el equilibrio y, por ende, la salud.
Antecedentes
Pero, ¿por qué se interesó tanto este ingeniero japonés por el germanio? La explicación es sencilla: al terminar la II Guerra Mundial Kazuhiko Asai trabajó durante la ocupación norteamericana de su país como traductor de documentos científicos del inglés y el alemán al japonés. Y resulta que algunos de esos documentos provenientes de Alemania y calificados de secretos se referían a las propiedades del germanio y hacían referencia a investigaciones rusas sobre el contenido de ese metal en los distintos tipos de carbón. Y dado que acababa de inaugurarse en Japón el Instituto del Carbón y éste era la fuente energética más importante en aquellos años su equipo de científicos procedió a estudiarlo.
Como se sabe, el carbón se forma por “asfixia” de restos vegetales -básicamente compuestos por carbono, hidrógeno y oxígeno- enterrados en sedimentos y transformados en carbono en condiciones de carencia total de oxígeno. Y el germanio que se encuentra en él procede pues de la transformación de restos de troncos y ramas; en especial de las zonas más internas de los mismos, de los vasos por los que suben los nutrientes que los árboles absorben del suelo. Resultaba pues evidente que el germanio estaba íntimamente ligado a la vida de las plantas y para constatarlo Kazuhiko Asai procedió a analizar una especie de bambú -las plantas de bambú son los vegetales con mayor velocidad de crecimiento del planeta- y vio que su contenido en germanio es el doble o triple del que contiene el carbón. Estudios posteriores demostrarían que el germanio se encuentra presente en todas las plantas; hasta en algas unicelulares como la Chlorella.
Algo después, al publicarse en 1972 los experimentos del efecto honda –que demostraron que un semiconductor colocado en agua bajo el efecto de la luz solar comienza a actuar como un fotosintetizador y produce oxígeno e hidrógeno, primer paso del proceso de fotosíntesis de las plantas- se puso a meditar sobre la importancia de los semiconductores en la biología vegetal.
Pensando en ello decidió entonces estudiar los extraordinarios resultados que a veces se obtienen en la Medicina Tradicional China al tratar tanto tumores cancerosos como otras enfermedades mediante el uso de plantas y setas medicinales descubriendo…
…que la seta medicinal denominada Cola de Pavo (Trametes versicolor) contiene 1 gramo de germanio por kilo de producto seco (en adelante siempre nos referiremos a la cantidad de germanio en el producto seco); o sea, 50 veces más que el bambú.
…que la raíz del Ginseng (Panax ginseng) contiene 0,05 gramos de germanio por kilo (no deja de ser llamativo que ginseng aluda a la palabra griega panax (panacea) y que la Medicina Tradicional China siempre la haya considerado “la panacea de las medicinas”, la cura para todas las enfermedades)
…que la seta medicinal denominada Cola de Pavo (Trametes versicolor) contiene 1 gramo de germanio por kilo de producto seco (en adelante siempre nos referiremos a la cantidad de germanio en el producto seco); o sea, 50 veces más que el bambú.
…que la raíz del Ginseng (Panax ginseng) contiene 0,05 gramos de germanio por kilo (no deja de ser llamativo que ginseng aluda a la palabra griega panax (panacea) y que la Medicina Tradicional China siempre la haya considerado “la panacea de las medicinas”, la cura para todas las enfermedades)
…que la raíz de la Angelica pubescens (de la familia del apio, vegetal con propiedades antiinflamatorias y analgésicas) contiene 0,04 gramos de germanio por kilo. Y,
…que la raíz del Conodopsis tangshen -considerado el “ginseng de los pobres”- contenga 0,03 gramos de germanio por kilo.
Cabe agregar que también encontró contenidos de hasta un gramo de germanio por kilo en algunas variedades de ajos y en varias setas medicinales como el Shiitake (Lentinus edodes), el Reishi (Ganoderma lucidum) y el Champiñón común (Agaricus bisporus).
Algunos meses después de estos análisis decidió realizar experimentos con plantas de ginseng y constataría que sus raíces crecían hasta 3 veces más en suelos enriquecidos con germanio.
Algunos meses después de estos análisis decidió realizar experimentos con plantas de ginseng y constataría que sus raíces crecían hasta 3 veces más en suelos enriquecidos con germanio.
Asimismo observó tras ensayar con distintos tipos de plantas, semillas y setas que cuando la planta Wisteria es atacada por gérmenes y virus ésta prepara su defensa fabricando nódulos protectores… con altos contenidos de germanio.
El sesquioxido de Germanio
Convencido ya de que tenía que existir alguna forma orgánica y soluble del germanio que participara en la constitución biológica de plantas, setas y animales Kazuhiko Asai buscó incansablemente el mejor compuesto durante años y finalmente lo halló: el sesquióxido de carboxietil-germanio, molécula que posee tres átomos de oxigeno biológicamente disponibles. Porque la base de la eficacia terapéutica del germanio orgánico es, como antes adelantamos, su capacidad oxigenante. Algo que a su vez actúa como alcalinizante ya que los iones oxígeno liberados tienden a unirse con los iones hidrógeno disminuyendo así la acidez del medio. Hoy, para simplificar, al Germanio Orgánico se le denomina también Ge-132.
A lo largo de los años siguientes Asai haría luego numerosos experimentos con plantas y observó que siempre que agregaba germanio mejoraba su velocidad de crecimiento, terminaban teniendo mayor tamaño y su resistencia a las heladas y las enfermedades aumentaba. Luego hizo lo mismo con cultivos de bacterias patógenas demostrando que éstas no crecen cuando se adiciona germanio orgánico al medio de cultivo.
Y asimismo hizo ensayos con animales. Hasta agregó sesquióxido de germanio a una pecera con carpas enfermas y éstas mejoraron. Lo mismo que pasó al tratar distintas enfermedades en caballos, aves, gatos y perros. Finalmente decidió probar el compuesto en sí mismo y la artritis que le tenía casi inmovilizado desapareció.
Y asimismo hizo ensayos con animales. Hasta agregó sesquióxido de germanio a una pecera con carpas enfermas y éstas mejoraron. Lo mismo que pasó al tratar distintas enfermedades en caballos, aves, gatos y perros. Finalmente decidió probar el compuesto en sí mismo y la artritis que le tenía casi inmovilizado desapareció.
Los resultados fueron de hecho tan notables que le animaron a fundar una clínica en los alrededores de Tokio donde junto a un equipo de médicos comenzó a tratar a pacientes desahuciados con el uso casi exclusivo de Germanio Orgánico y dietas basadas en alimentación natural. Y es que para Asai la alimentación actual es una de las principales causas de enfermedad debido al predominio de alimentos procesados, refinados y cocinados de la dieta moderna, algo que junto a la excesiva ingesta de carne provoca un exceso de moléculas insaturadas que “roban” el oxígeno disponible y hace que las células del organismo no dispongan del suficiente para sus funciones metabólicas lo que les lleva a trabajar deficientemente y a la larga se deterioren -o mueran-, puedan ser fácilmente destruidas por virus o bacterias patógenas o degeneren convirtiéndose en células tumorales.
Asimismo comparte la tesis del Dr. H. Selye -de la Universidad de Montreal- de que el estrés es un importante factor de desequilibrio de la homeostasis humana. Al punto de que un estrés prolongado provoca una exagerada secreción de hormonas y neuropéptidos que también acaban por afectar al equilibrio acido/base del organismo y su consecuente deficiencia de oxígeno en los tejidos. Él mismo realizó ensayos con ratones de laboratorio sometidos a fuerte estrés y pudo comprobar la progresiva acidificación de su sangre y la manifestación de hemorragias internas.
Consumiendo Germanio
Llegados a este punto suponemos que el lector se preguntará cuál es la mejor forma de asegurarse una ingesta suficiente de germanio. Y es simple: ingiriendo productos naturales fácilmente bioasimilables que sean ricos en él.
Uno de ellos es el ajo que, como bien se sabe, está considerado desde la más remota antigüedad una especie de “curalotodo”; de hecho es la planta medicinal por excelencia en la Medicina Ayurvédica. Su contenido en germanio es alto llegando a superar el gramo de germanio por kilo de material seco en sus variedades más silvestres.
Los demás alimentos en los que abunda son el aloe vera, el ginseng -los dos tipos existentes-, la cebolla, el apio, el brócoli, el ruibarbo, el chucrut, las bayas de goji, las algas, las semillas germinadas de soja, la alfalfa, el trigo sarraceno, el arroz integral, las hojas de rábano, la borraja y las cuatro setas antes mencionadas: Reishi, Cola de Pavo, Shiitake y Champiñón común.
Claro que para terapias intensivas en caso de necesidad puede recurrirse a los suplementos. En España el Germanio Orgánico puede de hecho adquirirse como complemento en herboristerías y existen varias opciones según los laboratorios que lo producen. Es el caso, entre otros, de la empresa LKN que lo presenta en forma líquida para uso sublingual con un dosificador de 50 mg con el nombre de GSO-132 y que sirve a buena parte de los expertos en Nutrición Ortomolecular de nuestro país. Ahora bien, los suplementos de germanio orgánico deberían ingerirse preferentemente junto a sus nutrientes sinérgicos que en este caso son las vitaminas A, B15, C y E así como el selenio, el zinc y la coenzima Q-10.
Para obtener Germanio orgánico en Venezuela, escriba anomascancer.org@gmail.com
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